La negociación del salario ¿importe bruto o neto?

Júlia Larrosa
Marketing Associate @Payfit
Actualizado el 13.06.2022

¿Cómo negociar un salario? ¿Es mejor negociar un sueldo neto o un salario bruto? En muchas ocasiones, el trabajador prefiere saber su salario neto, antes que bruto, porque le interesa conocer el líquido a percibir que va a entrar en su cuenta a final de mes. Pero ojo, esta forma de pensar puede llevarte a errores.

¿Qué diferencia el salario neto del salario bruto?

Entendemos por salario la totalidad de percepciones económicas del trabajador, ya sea en dinero o en especie, que recibe por la prestación profesional de los servicios laborales que realiza por cuenta ajena.

La empresa puede decidir pactar el salario de los trabajadores siempre que respete los mínimos establecidos en el convenio colectivo de aplicación y que en ningún caso sea inferior al Salario Mínimo Interprofesional.

 El salario bruto es la retribución total percibida por el trabajador antes de descontar las retenciones y cotizaciones practicadas en la nómina, así como los anticipos, embargos o retribuciones flexibles.

En cambio, el salario neto, es el líquido a percibir que realmente recibe el trabajador como ingreso en su cuenta bancaria en concepto de “nómina mensual”.

En este sentido, el salario bruto siempre será superior al neto, y es habitual que los empleados soliciten conocer el neto final que recibirán.

 Salario neto = Salario bruto – [Deducciones de IRPF y S. Social] y [Deducciones de anticipos, embargos o retribuciones en especie].

 

¿Qué problemas pueden surgir si pactamos salarios netos?

Aunque cada vez es menos común esta práctica, no es aconsejable pactar salarios netos ya que puede acarrear consecuencias para ambas partes.

En primer lugar, la negociación de la retribución en neto no es ajustada a la normativa, ya que la misma establece que del importe del salario del empleado se deberán detraer determinadas cantidades en concepto de:

  • Retenciones a cuenta del IRPF del trabajador por rendimientos del trabajo.

  • Retenciones practicadas en concepto de cotización a la Seguridad Social (cuota obrera).

En este sentido, el artículo 26.4 del Estatuto de los Trabajadores establece que todas las cargas fiscales y de la Seguridad Social que sean exigibles al trabajador serán a cargo de éste, y considera nulo todo pacto que se establezca en contrario.

Por tanto, el trabajador es el responsable de asumir las cuotas de IRPF y Seguridad Social aplicadas a su devengo mensual.

En relación con esto, si se pacta un salario neto con el trabajador, la empresa asumirá los cambios impositivos que lo perjudiquen.

Además, el contrato de trabajo fija el salario anual bruto que se abonará al empleado, por tanto, el neto recibido, será un pacto posterior derivado del cálculo que realice la empresa para extraer el líquido que supone aplicando las deducciones correspondientes.

 

¿Por qué no pactar un salario en neto?

En esta línea, la consecuencia más directa del pacto del sueldo neto es la dificultad para calcular el total de deducciones a aplicar según la normativa:

  • La empresa deberá calcular la retención de IRPF que corresponde aplicar a la nómina del empleado, en función de su situación personal y familiar (siguiendo las indicaciones del Modelo 145) así como la base impositiva (total bruto) que se va a abonar.

  • Cada modificación salarial, por actualización salarial en aplicación del Convenio Colectivo, abono de complementos salariales, etc. que varíen la retribución total supondrán un recálculo de las retenciones y cambiarán las deducciones, así como el neto resultante.

En este sentido, aunque sepas cómo calcular del sueldo neto mensual de cierta cuantía al empleado, el coste que supone a la empresa puede variar y será ésta quien asuma las consecuencias.

Al pactar un importe neto con los empleados y aumentar la retención de IRPF tras recalcularse la misma por haber añadido alguna modificación salarial, la base a la que se aplica esta retención también será mayor y para no cambiar este neto total, la empresa asumirá el coste derivado de este incremento.

Tomando el anterior ejemplo a la inversa, si recalculamos el IRPF de un empleado por haber modificado su situación personal y familiar (tras haber tenido un hijo, por ejemplo), el porcentaje de retención de IRPF se reducirá. Si las deducciones de IRPF son inferiores, el salario bruto que la empresa abonará al empleado también será inferior para seguir manteniendo el neto pactado en un inicio, y esta práctica no puede llevarse a cabo. No podemos reducir el salario bruto del empleado de forma discrecional para mantener un neto pactado con el trabajador.

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