Más allá de la baja temporal: Todo sobre la incapacidad permanente

Aina Sancho
Actualizado el 05 de mayo de 2025

Imagina esta situación: Anna, trabajadora de tu empresa desde hace 15 años, ha sufrido un accidente de tráfico que le ha dejado secuelas permanentes. Tras meses de baja laboral, los médicos determinan que no podrá volver a desempeñar su trabajo habitual. ¿Qué ocurre ahora? ¿Cómo afecta esto a tu empresa? ¿Qué derechos tiene Anna y qué obligaciones tienes tú como empleador?

Situaciones como esta son más comunes de lo que pensamos. Muchas veces, lo que comienza como una baja por incapacidad temporal acaba convirtiéndose en una incapacidad permanente cuando las secuelas no remiten o empeoran con el tiempo. La incapacidad permanente es una realidad que, aunque no deseamos, puede afectar a cualquier trabajador y, por ende, a cualquier empresa. Así, entender sus implicaciones no solo es crucial para cumplir con la legislación, sino también para gestionar adecuadamente los recursos humanos y apoyar a los empleados en situaciones difíciles.

En este artículo, desmitificaremos todo lo relacionado con la incapacidad permanente desde la perspectiva del empleador: desde los diferentes tipos que existen hasta las implicaciones económicas, pasando por la lista de enfermedades para incapacidad permanente más comunes y cómo gestionar estos casos de manera eficiente.

¿Cuáles son los 4 tipos de incapacidad permanente?

Cuando hablamos de incapacidad permanente, no nos referimos a un concepto único, sino que se desglosa en 4 grados que reflejan la gravedad de las limitaciones del trabajador:

1. Incapacidad permanente parcial

La incapacidad permanente parcial se reconoce cuando el trabajador sufre una disminución de al menos el 33% en su rendimiento normal para su profesión habitual, sin impedirle realizar las tareas fundamentales de la misma. Por ejemplo, un carpintero que pierde dos dedos de una mano tras complicaciones de una baja por operación podría seguir trabajando, aunque con ciertas limitaciones.

Este tipo de incapacidad es compatible con seguir trabajando en la misma empresa y puesto, aunque posiblemente con adaptaciones. Como empleador, es importante evaluar qué ajustes son necesarios para facilitar que el trabajador pueda seguir llevando a cabo sus funciones de manera segura y eficiente.

2. Incapacidad permanente total

La incapacidad permanente total impide al trabajador realizar todas o las fundamentales tareas de su profesión habitual, pero no le impide dedicarse a otra distinta. Por ejemplo, un conductor profesional que pierde la visión en un ojo podría no continuar con su profesión, pero sí desempeñar otros trabajos.

Además, es importante conocer que la incapacidad permanente total a partir de los 60 años tiene unas consideraciones especiales, ya que la edad del trabajador influye en la dificultad para adaptarse a un nuevo empleo. En estos casos, la pensión suele incrementarse al 75% de la base reguladora.

3. Incapacidad permanente absoluta

La incapacidad permanente absoluta inhabilita por completo al trabajador para toda profesión u oficio. A diferencia de la total, que se refiere a la profesión habitual, la absoluta considera que el trabajador no puede desempeñar ningún tipo de trabajo.

Este grado de incapacidad genera importantes implicaciones tanto para el trabajador como para la empresa, ya que supone el fin definitivo de la relación laboral entre ellos.

4. Gran invalidez

La gran invalidez es el grado más severo, y se reconoce cuando el trabajador, además de estar incapacitado para toda profesión, necesita la asistencia de otra persona para los actos más esenciales de la vida, como vestirse, desplazarse o comer.

💡¿Sabías que?

Aunque condiciones como la baja por ansiedad suelen considerarse temporales, en casos graves y crónicos también pueden derivar en una incapacidad permanente. Según estudios recientes, los trastornos mentales representan ya la segunda causa de incapacidad permanente en España, solo por detrás de las enfermedades musculoesqueléticas.

¿Qué pasa si te dan una incapacidad permanente?

Desde la perspectiva del empleador, cuando a un trabajador se le reconoce una incapacidad permanente, surgen varias implicaciones legales y prácticas que es necesario gestionar adecuadamente. A diferencia de lo que ocurre durante una baja temporal, donde surge la duda de quién paga la nómina de un trabajador de baja (generalmente compartida entre empresa y Seguridad Social según el tipo y duración), en la incapacidad permanente la responsabilidad económica recae completamente en la Seguridad Social a través de la pensión correspondiente, liberando a la empresa de esta carga financiera. 

Extinción o suspensión del contrato

Tal como hemos visto, dependiendo del tipo de incapacidad, el contrato puede extinguirse o quedar en suspenso. En casos de incapacidad permanente total, absoluta o gran invalidez, el contrato puede extinguirse con un derecho a indemnización equivalente a 15 días de salario. Sin embargo, si se prevé una posible revisión por mejoría en dos años, el contrato queda en suspenso durante ese periodo.

Obligación de readmisión en ciertos casos

Si la incapacidad es revisada y el trabajador recupera su capacidad laboral total o parcialmente, la empresa tiene la obligación de reincorporarlo si existen vacantes adecuadas a su capacidad.

Adaptación del puesto de trabajo

En casos de incapacidad permanente parcial, existe la obligación de adaptar el puesto de trabajo a las nuevas capacidades del empleado, siempre que sea técnica y razonablemente posible. Esta adaptación puede incluir modificaciones físicas del espacio de trabajo, cambios en las funciones asignadas o ajustes en el horario laboral. La clave está en encontrar soluciones que permitan al trabajador seguir siendo productivo mientras se respetan sus limitaciones.

¿Cuánto se cobra en incapacidad permanente?

Una de las preguntas más comunes que surge tanto para empleadores como para trabajadores es: ¿cuánto se cobra por incapacidad permanente? La respuesta no es sencilla, ya que depende de varios factores, incluyendo el tipo de incapacidad reconocida y la base reguladora del trabajador. Además, la pensión por incapacidad permanente varía también según el grado reconocido de esta:

  • Incapacidad permanente parcial: Pago único del 24 veces la base reguladora mensual.

  • Incapacidad permanente total: 55% de la base reguladora (o 75%, a partir de los 55 años en determinadas circunstancias).

  • Incapacidad permanente absoluta: 100% de la base reguladora.

  • Gran invalidez: 100% de la base reguladora más un complemento (45% de la base mínima de cotización más 30% de la última base de cotización).

Pero, ¿por qué pagan el 75% por incapacidad permanente total en algunos casos? Esto ocurre cuando el trabajador tiene más de 55 años y, debido a factores como su formación, edad o circunstancias del mercado laboral en su localidad, se presume que tendrá dificultades para encontrar un empleo diferente al habitual.

Con la subida de pensiones 2025 para incapacidad permanente, las cuantías se han actualizado para mantener el poder adquisitivo de los beneficiarios. Este año, las pensiones por incapacidad permanente han experimentado un incremento del 3,8%, lo que supone un alivio importante para quienes dependen de estas prestaciones.

⚠️ Recuerda

Cada tipo de incapacidad permanente tiene diferentes implicaciones legales y económicas tanto para el trabajador como para la empresa. Es fundamental documentar adecuadamente todo el proceso, desde las bajas por accidente laboral o enfermedad profesional iniciales hasta la resolución final de incapacidad.

La tabla de enfermedades para incapacidad permanente absoluta incluye diversas condiciones médicas que, por su gravedad y las limitaciones funcionales que generan, suelen dar lugar a este tipo de incapacidad. A continuación presentamos las más comunes:

CategoríaCondiciones médicas
Enfermedades cardiovascularesCardiopatía isquémica grave, Insuficiencia cardíaca avanzada, Miocardiopatías severas
Enfermedades neurológicasEsclerosis múltiple avanzada, Esclerosis lateral amiotrófica (ELA), Secuelas graves de accidentes cerebrovasculares, Enfermedad de Parkinson avanzada
Enfermedades respiratoriasEPOC grave, Fibrosis pulmonar avanzada, Asma bronquial severa y persistente
Enfermedades oncológicasCáncer en estadios avanzados, Secuelas permanentes de tratamientos oncológicos
Enfermedades psiquiátricasEsquizofrenia resistente al tratamiento, Trastorno bipolar grave, Depresión mayor crónica severa
Enfermedades osteoarticularesArtritis reumatoide avanzada, Espondilitis anquilosante severa, Secuelas graves de traumatismos
Enfermedades sistémicasLupus eritematoso sistémico avanzado, Vasculitis graves, Enfermedades autoinmunes severas

¿Qué pensión te queda con la incapacidad permanente?

La pensión por incapacidad permanente es una prestación económica que busca compensar la pérdida de ingresos que sufre un trabajador cuando ve reducida o anulada su capacidad laboral de forma presumiblemente definitiva.

La cuantía de la pensión depende principalmente de tres factores:

  1. El grado de incapacidad reconocido: Como hemos visto, cada tipo de incapacidad tiene asociado un porcentaje diferente de la base reguladora.

  2. La base reguladora: Calculada en función de las cotizaciones del trabajador en un periodo determinado.

  3. La causa de la incapacidad: Si deriva de enfermedad común, accidente no laboral, accidente laboral o enfermedad profesional.

Por ejemplo, en una incapacidad permanente total derivada de enfermedad común, si el trabajador tiene menos de 55 años, recibirá el 55% de su base reguladora. Sin embargo, este porcentaje puede aumentar al 75% si tiene más de 55 años y se cumplen las condiciones que hemos visto anteriormente.

👉🏼 Además, las pensiones por incapacidad permanente pueden ser revisadas por agravación, mejoría o error diagnóstico.

Tal como hemos visto, y a diferencia de situaciones temporales donde pueden surgir dudas sobre su legitimidad (y donde algunos empleadores buscan información sobre como desmontar una baja por ansiedad), las incapacidades permanentes ofrecen un marco más claro y definido gracias a los exhaustivos procesos de evaluación médica y administrativa que conllevan.

La incapacidad permanente presenta desafíos administrativos y legales que requieren herramientas adecuadas para su gestión eficiente. PayFit simplifica este proceso, permitiéndote cumplir con todas las obligaciones legales mientras mantienes tu empresa actualizada con los cambios normativos.

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